Suiza le se帽ala su hora a Italia

El italiano Alessandro Bastoni lamenta la derrota durante el partido de octavos de la Eurocpa que han jugado Suiza e Italia en Berl铆n, Alemania. EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENAREH

Berl铆n, 29 jun (EFE).-A Suiza e Italia las separan 煤nicamente los Alpes, esa gigantesca maravilla geol贸gica que conecta la Europa Central con la Mediterr谩nea. Sin embargo, en la apertura de los octavos de final de la Eurocopa, en el Estadio Ol铆mpico de Berl铆n, a ambos pa铆ses les separ贸 un abismo.

Berl铆n, 29 jun (EFE).-A Suiza e Italia las separan 煤nicamente los Alpes, esa gigantesca maravilla geol贸gica que conecta la Europa Central con la Mediterr谩nea. Sin embargo, en la apertura de los octavos de final de la Eurocopa, en el Estadio Ol铆mpico de Berl铆n, a ambos pa铆ses les separ贸 un abismo.

Las dos escuadras se hab铆an citado en el coliseo casi de mera casualidad: el minuto que les hab铆a sobrado a los helv茅ticos ante Alemania, fue el que necesitaron los transalpinos para cercenar a Croacia.

Con esa disparidad temporal, quedaba por ver qu茅 marcar铆a la diferencia: si la acometida de la navaja suiza o la firmeza del 'catenaccio'. Y como de una cuesti贸n de tiempo se trataba, ten铆a que ganar la naci贸n del 'Rolex'.

La solemnidad y la pasi贸n con que vivieron los 'tifosi' el 'Il Canto degli Italiani', el emblem谩tico himno nacional del 'pa铆s de la bota', no estimul贸 a los de Luciano Spalletti, que se vio obligado a hacerle un nuevo arreglo al esquema tras no haber conseguido dar con la tecla en las primeras tres jornadas -con el veterano Stephan El Shaarawy como invento m谩s extravagante-, sino a sus no tan adorables vecinos.

Tras un comienzo de tanteo mutuo, bajo el intenso sol que luc铆a en la capital de Alemania, la 'Rossocrociati' tom贸 la iniciativa. Ante la parsimonia transalpina, dispusieron de las primeras aproximaciones, sin efectividad en la toma final de decisiones. Embolo la tuvo para romper el hielo al tedioso inicio, pero choc贸 con la interminable silueta de Donnarumma.

La ocasi贸n enardeci贸 a los de Murat Yakin. Con el impredecible delantero del M贸naco revoloteando en todo el frente de ataque, tan aparatoso para tener el bal贸n en los pies como astuto para generarse los espacios, Suiza se lanz贸 a descerrajar el 'catenaccio' y Freuler, tras un gran servicio de Vargas, encontr贸 la llave.

La grada italiana, de luto; la suiza, de dulce, como su famoso chocolate. Una magistral falta al filo del descanso lanzada por Rieder pudo silenciar a煤n m谩s el funeral 'azzurro', pero el enorme portero del PSG volv铆a a darle vida al muerto.

Italia, experta en reponerse de inicios dubitativos, sobre todo cuando hay un esc谩ndalo de por medio -v茅ase 'Totonero', 'Moggigate' o 'Scommessopoli'-, no repas贸 su propia historia en el entretiempo -la pol茅mica de la restricci贸n de los m贸viles de Spalletti es demasiado nimia como para llegar a tal categor铆a-.

Vargas, plet贸rico en todo el duelo y ovacionado por su parroquia al ser sustituido, proyect贸 un misil teledirigido cuando no se hab铆a cumplido un minuto de la reanudaci贸n y comenzaba a dictar la sentencia de los italianos. Los Chiesa, Cristante y Barella, reemplazado por Retegui, mediada la segunda parte, eran espectros sin peligro alguno.

Suiza comenz贸 a recrearse en su propia euforia y en la de su hinchada. Disfrutaba del escenario y estaba c贸moda en medio del desconcierto rival. Hasta la diosa Fortuna, tantas veces aliada de los transalpinos desde tiempos inmemoriales, se puso de parte de los helv茅ticos para desviar al palo un bal贸n mal despejado por Schar, primero, y un remate de Scamacca, despu茅s.

El tiempo, ese juez supremo e insobornable que da y quita razones, le marc贸 la hora a la 'Azzurra', alocada en sus ofensivas y endeble cuando los centelleantes suizos recuperaban el esf茅rico. Los cambios de Spalletti no surtieron efecto y el partido se convirti贸 en una lenta pero inexorable agon铆a para los del lado mediterr谩neo de los Alpes, irregulares desde el inicio de un campeonato que ya no podr谩n revalidar.

La que s铆 progresa en el torneo ser谩 la irreverente Suiza, que no quiso ensa帽arse a煤n m谩s en el marcador con su decepcionante oponente. En cuartos, donde les aguarda el ganador del Inglaterra-Eslovaquia, tratar谩n de adentrarse en territorio inexplorado -nunca han participado en las semifinales de una Eurocopa o un Mundial-; pero, de momento, han vuelto a dejar su huella en una Eurocopa.

Si en la 煤ltima edici贸n ya dejaron en la cuneta a la vecina Francia en octavos, en esta repitieron operaci贸n con la tambi茅n colindante Italia. Le se帽alaron su hora. Al final, s铆, era cuesti贸n de tiempo.

Juan Manuel S谩nchez